El Dr. Edward Bach (1886-1936), medico, cirujano, bacteriólogo e investigador inglés, creó el sistema de sanación a través de la energía de las flores que revolucionó la medicina.
Descubrió esta técnica obsesionado por encontrar una forma de sanación menos dañina sobre todo para el cuerpo emocional, donde dice, “se comienzan a generar las enfermedades” que luego pasarán al cuerpo físico.
Esta medicina es natural y tiene en cuenta la personalidad del paciente.
La Terapia Floral Bach trabaja corrigiendo los posibles desequilibrios energéticos psico-emocionales, restituyendo la energía que falta, modificando el conflicto interno, administrando armonía a toda la personalidad.
Esta forma de sanación es la más perfecta ofrecida al ser humano por su sencilla composición y por obtener el poder curativo de la naturaleza: “Las mejores energías provienen del reino vegetal”.
El Dr. Bach descubrió este sistema entre 1930 y 1934, y se mantiene hasta hoy con la misma naturalidad y esencia de entonces.
Los Remedios Florales Bach son los únicos reconocidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Todos los remedios florales se preparan en forma natural, siguiendo las indicaciones del Centro Bach en Inglaterra, de acuerdo a lo establecido por el Dr. Edward Bach.
Las esencias florales no son tóxicas, no saturan y no producen acostumbramiento, como en la medicina alopática.
También se pueden preparar en crema para tratamientos dermatológicos de uso externo, y en forma de colirio para los ojos.
Estas esencias pueden ser ingeridas a cualquier edad y frente a cualquier circunstancia de la vida: embarazo, bebes, niñez, adolescencia, edad adulta y ancianidad. También se puede prescribir a plantas y animales.
Los Remedios Florales son 38. Se recomiendan especialmente frente a todo tipo de patologías crónicas o transitorias que puedan estar produciendo disturbios en la personalidad, a saber:
· Temores, miedos en general, estados de pánico, terror, etc.
· Problemas de salud diversos: contracturas, gastritis, insomnio, dolores generalizados, enfermedades reumáticas, problemas circulatorios, migrañas, falta de apetito, bulimia, anorexia, obesidad.
· Trastorno de conducta en niños, adolescentes y adultos: soledad, abandono, separaciones, divorcios, incertidumbre, inestabilidad, falta de interés, etc.
· Trastornos de depresión: desesperanza, falta de ánimo, insatisfacción, frustración, melancolías, agotamiento físico y mental, apatía, resignación, ausencia de emociones, depresiones profundas, menopausia, etc.
· Trastornos de aprendizaje en general. Falta de concentración y memoria. Dispersión.
· Shocks, duelos, pérdidas, nostalgias, impaciencia, culpa, irritabilidad, inseguridad, celos, envidia, odio, rencor, descontrol, agresiones, autoestima, secuelas de grandes enfermedades.
· Acompaña enfermedades terminales tanto para el paciente como para la familia, y también en los tratamientos de adicciones.